miércoles, 22 de febrero de 2012

Recomendaciones

Lenaro. Tres generaciones y un secreto transmitido al oído, nunca escrito, de padre a hijo. A través de esta secta en carromato, se presentan el hijo y el ñieto del creador de: la Empanada de Mariscos. La textura seca y espumosa de la masa-after-fritanga se fusiona como culo y calzón con el mar. Langostinos o atún; de centolla o de mariscos; muzzarella con panceta o roquefort. Y la publicidad, si es que es: un señalador. La logia, Lenaro, queda en Av. Mitre Nº 913, Miramar.

La Ciudad de los Puentes Obsoletos, de Federico Pazos. No es el no-final de esta novela gráfica lo que hace track: es la llanura de lo escirto, los personajes que son pero no tanto, un Marcelo Cohen desterminado, la historia que no está “a la altura del dibujo”. Pero por eso último, por ver la estación de Retiro dibujado por Pazos, cómo la línea gruesa y el color que cubre días enteros y equilibra la historia barroca, apolillada, y sobre todo por la idiosincracia entre el texto y el dibujo, por una especie de sensibilidad indie (sic), sí, es que volvería a agarrarla. (La Editorial Común).

Berlín, de José María Brindisi. Sorpresa. En una librería en una galería en una peatonal encontré la primera novela de Brindisi. El realismo y lo local le ganan al margen y de pronto el mundo entero, externo e interno es el ring. El odio, los amigos, el humor por cómo mira y el amor. El deseo de querer salir corriendo del encierro o del pasado o de papá. Y como si fuera poco propone con o sin querer, escuchar Berlin, de Lou Reed. Ese disco que termina arriba, hermoso, en flor, rumiando una y otra vez: sad song. (Ed. Sudamericana).

A Young Person’s Guide To Mark McGuire. Desde que escuché hace unos años Tidings / Amethyst Waves nunca supe cómo describirlo y convencer a algunos otros para que lo escucharan, más que diciendo que es un pendejo que más que poeta parece un arquitecto y obrero, a la vez, de la guitarra. Semejante calibre de cursilería no me sirvieron para nada. El año pasado, Mark McGuire, que ya se convirtió en una playa, en sus cabañas, en un pueblo, en un mapa, sacó una guía para recorrerlo. El que elije el viaje-turista, abstenerse. Gran, enorme, disco. (Vía Internet).



Tashaki Miyaki - Tashaki Miyaki (EP) 2011



'Tashaki Miyaki', de los californianos Tashaki Miyaki, es un EP de verano. Para que esta definición simpática no se vuelva apática, me pregunto qué quiero decir con “un disco de verano”.
Quiero decir, un disco para escuchar en el auto de quien tenga -la suerte de tener- uno, las ventanillas bajas, calor, mucho calor y, fundamental, la despreocupación por el clima. Tashaki Miyaki no hace música para alimentar la neurósis o el bajón, ni llena las letras de pirotecnia emocional porque hizo un disco de verano. Las cañitas voladoras ya están de fondo, como la tarde fresca de las ocho y media o los adornos navideños.

Tashaki Miyaki parece citar una de las máximas de Josh Homme: Go With The Flow. Hoy, nada es tan grave. Sin embargo, no sé si efectivamente lo hicieron para el verano y de hecho supongo que no, pero si sé que no lo sé, entonces lo que me queda es preguntarme ¿qué lo hace que sea para mí un disco de verano, a pesar de que haya salido en su otoño natal?
En Somethin’ Is Better Than Nothin’ tienen esa languidez tan Spaceman 3 y en Happiness ese canchereo tan The Dandy Warhols. Usan reverb a lo Galaxie 500, y además la voz de una mujer. Combinación que por momentos me transporta a Mazzy Star; el campo, lo gótico, la paja y el verano. Y encima hacen un cover. De las tantas maneras que hay de hacer un cover, hay dos que son bien conocidas: la primera, la más solemne tal vez, es la de destruir el original y reinventar el tema (Sweet Dreams (are made of this), de Eurythmics hecho por Marilyn Manson), y la otra es adaptar el tema al lenguaje personal de la banda, sin perder de vista la versión original (Down In The Park, de Gary Numan, hecho por Marilyn Manson). Tashaki Miyaki hace su versión de Heartbeat (temazo interpretado por primera vez por Buddy Holly) en la segunda línea de cover: suena limpio, relajado, varian el groove del original y siguen sonando a Tashaki Miyaki zapando Heartbeat. Y es eso lo que recibo de ellos: un sonido que está cuidado desde la despreocupación.

Sé que suena contradictorio, pero terminando el 2011, cosas que hace diez años parecían contradictorias u ofensivas, hoy ya no. Por eso me animo a decir que éste trabajo no es sensacional, se repiten la mitad de los temas con tomas alternativas que no suman (sino que restan), pero así y todo tenemos a la fantástica Somethin’ Is Better Than Nothin’. Que acá se dice, peor es nada.

(para afterhoursintokio.com.ar)